Generalmente las ideas exitosas surgen de las siguientes situaciones:
Explotar habilidades personales. Numerosos son estos casos. Cualquier persona conoce algún amigo que se inició como empresario por esta vía: las señoras que comenzaron haciendo tortas para reuniones de amigos y fueron creciendo hasta convertirse en una empresa especializada en la elaboración de pastelería. El carpintero que utilizó sus prestaciones sociales para montar su taller. El ingeniero que renunció a su trabajo para iniciar una oficina privada de consultoría, o el especialista en computación que se lanzó en el desarrollo de software.
Encontrar nuevas maneras de hacer las cosas. La venta de comida a domicilio (para familias y empresas), ha venido sustituyendo en algunos lugares la tradicional manera de ofrecer los servicios de alimentación. Un grupo de médicos radiólogos ha organizado una empresa que le garantiza servicios de radiología a hospitales y centros médicos privados, bajo una relación de contratación que sustituye la relación patrón-empleados. Las instituciones se benefician al prestar un servicio ininterrumpido, con una alta calidad profesional, sin incrementar su nómina. Los profesionales asociados, por su parte, gozan de una mejor remuneración, tienen más trabajo y disfrutan de mayor libertad personal.
Pensar nuevos usos para cosas existentes. Algunas playas venezolanas ofrecen un claro ejemplo del desarrollo de estas iniciativas. Plantaciones de coco, son a menudo utilizadas para recibir visitantes en temporadas de vacaciones. Igualmente podría citarse el acondicionamiento de vehículos para ser usados como viviendas móviles. Aunque no es un nuevo uso para cosas existentes, el mejoramiento de la prestación de servicio referido tanto a los hogares (reparación de electrodomésticos) como a las empresas (mantenimiento de equipos de oficina y de computación), puede incluirse en esta categoría.
Emplear recursos subutilizados o reciclaje de desechos. El desarrollo de proyectos relacionados con la utilización de elementos como madera para hacer cuadros, papel reciclado para la elaboración de “papel artesanal”, elaboración de jabones, utilizando la grasa y los aceites que sobran de la preparación de los alimentos, son ejemplo de cómo un recurso reciclable puede ser explotado económicamente y está al alcance de todos.
El reciclaje del vidrio, plástico y periódicos, igualmente ilustra la explotación de desechos que tienen valor económico y social.
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